Creo
que el riesgo que tienen los libros escritos en forma de diario es que
al lector le canse la historia que se cuenta, pero a la persona dueña
del diario le parezca tierno y bonito leer los hechos que vivió hace
años. Esto es exactamente lo que me ha pasado con este libro. Lo empecé
muy bien, de hecho hasta me sorprendió porque no esperaba ese particular
sentido del humor de Ana en medio de una realidad durísima de afrontar.
Ella lo vivió en plena adolescencia, con un reboltijo de sentimientos
hacia la familia y el amor. Me ha parecido fuerte escribir sobre la vida
y ver un esfuerzo constante por mantener la cordura en una época tan
catastrófica para una niña. Sin embargo, finalmente se me hizo aburrido y
he llegado a leer el final del libro saltando pasajes del diario, y
buscando lo que realmente me interesaba.
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